Me parece que casi todo el mundo habrá visto este pasado fin de semana en cualquier noticiario televisivo las declaraciones de la señora Cospedal comparando los "escraches" con el nazismo.
Posiblemente, haciendo un esfuerzo de comprensión por mi parte, comparó a la gente que se manifiesta en casa de un político con el principio de las acciones antisemitas en la Alemania de justo antes de la segunda guerra mundial.
En aquel entonces se alimentó un odio hacia los judíos y se permitía y consentía de buen grado que una multitud señalara cualquier negocio o propiedad de los judíos con la estrella de David (despectivamente) y con el advertimiento "Jude".
Después todo el mundo sabe lo que pasó y qué acciones se llevaron a cabo a partir de aquello.
Me parece que esta señora se ha "pasado de frenada". Seguramente si reflexionara un poco comprendería que estas acciones son fruto de la desesperación de muchas personas que ven, impotentes, cómo se quedan sin trabajo, sin vivienda y sin recursos y no se parecen absolutamente nada al nazismo.
Esa desesperación aumenta de grado y se vuelve efervescente cuando comprueban que "la clase política" y el gobierno en cuestión ni le toman el interés que se debiera ni toman medidas para evitarlo, sin hablar de los casos de corrupción que cabalgan a galope por todos sitios sin que nunca pase nada.
Ahora quieren prohibir y penalizar los "escraches". Justo lo peor que se puede hacer.
Si se tomara interés y se pusieran manos a la obra no habrían "escraches", por lo que no haría falta prohibirlos.
Como siempre..., ¡a grandes males, grandes remedios!.
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